La inteligencia emocional, ligada a la seguridad en uno mismo
Ahora que está tan de moda hablar sobre la inteligencia emocional, hablemos.
Lo primero de todo, ¿sabes a qué nos referimos cuando hablamos sobre este concepto?
La inteligencia emocional se refiere principalmente a la capacidad que las personas tenemos para administrar y gestionar las emociones conforme al entorno y situaciones que nos encontramos.
Aunque parezca increíble, no todas las personas desarrollamos esta inteligencia emocional como deberíamos. Nos referimos a trabajar las emociones y la de los demás consiguiendo resultados positivos; Básicamente es aquella persona que maneja y controla las situaciones y que normalmente consigue no afectar negativamente a su entorno: controla los impulsos, se expresa con educación y serenidad, piensa antes de actuar, etc. en resumidas cuentas una persona que se conoce a sí misma y que gestiona correctamente sus emociones.
Este concepto nos acompaña en todos los ámbitos de la vida, ya sea el personal o profesional.
No te preocupes si no has trabajado correctamente la inteligencia emocional o no la has desarrollado hasta el punto que deseas, pero tranquilo/a es algo que se puede aprender y mejorar con el tiempo.
Rasgos de las personas emocionalmente inteligentes
Estas son algunas de las características que te ayudarán a saber si posees la famosa inteligencia emocional o no:
- Si te conoces a ti mismo/a. Sólo si eres capaz de captar tus emociones y controlar sus efectos. Tienes conciencia de cuáles son tus puntos fuertes y tus puntos más débiles y tus posibilidades.
- Autocontrol. Ser capaz de asumir responsabilidades, mantener la sinceridad con el entorno, ser flexible en cuanto a cambios e imprevistos, adquirir nuevos conocimientos y habilidades, tolerar diferencias de opiniones e ideas.
- Optimismo. Si mantienes la motivación y la necesidad de mejorar continuamente, tienes uno de los rasgos imprescindibles para catalogarte como una persona emocionalmente inteligente. Ser tolerante con los posibles “fracasos” y persistir en la consecución de objetivos es fundamental.
- Exteriorizar las emociones. Tanto de manera hablada como no verbal, las emociones son captadas por nuestro entorno y provocan empatía por parte de los demás. Nos consideran cercanos, amistosos e iguales, algo que provoca un gran beneficio en las relaciones sociales y laborales.
- Relación social. Ser una persona empática y sociable es algo que da muchas señales acerca de tu forma de ser. Preocuparse por los demás, comprender las necesidades de otras personas y apoyarlas es otro de los rasgos fundamentales.
Como hemos visto, la inteligencia emocional está directamente ligada con la seguridad en uno mismo.
Tener una inteligencia emocional bien desarrollada no implica únicamente las acciones con nosotros mismos, aunque sí necesitamos estar acorde con nuestro “yo interior” ya que la coherencia de nuestras actitudes y nuestra capacidad de control de las emociones se transformarán en actitudes con el resto de personas que nos rodean y nos harán actuar de una forma u otra frente a las circunstancias que se nos presenten.
No hace falta ser perfectos, sólo saber gestionar nuestras emociones. En Pyrsel Consultores trabajamos por el desarrollo personal, creemos en la posibilidad de gestionar las emociones y sobre todo de mejorar y potenciar las habilidades que toda persona posee.